El lobo (Canis lupus), es un mamífero del orden de los
Carnivora. Comparte un ancestro común con el perro doméstico (Canis lupus
familiaris), como evidencia la secuencia del ADN y los estudios genéticos.
Los lobos, son animales realmente
asombrosos. Ampliamente recurrentes en los mitos de diversas culturas, pasaron de dioses a los primeros animales en ser domesticados por el ser humano
en un largo proceso de más de 10.000 años.
Así, mucho más que pariente cercano del mejor amigo del
Hombre, el perro, el lobo resulta un ser muy familiar y al mismo tiempo
extraño, curioso y enigmático. Aún nos queda mucho por conocer acerca de estas
criaturas.
Los lobos negros no nacen así nada más
Un estudio científico realizado por un grupo de
investigadores de la Universidad de Stanford reveló el misterio de los lobos
negros en el año 2008, una cuestión que abundó los mitos más oscuros y
siniestros a lo largo de la historia.
Los científicos señalaron que lejos de la
magia, los lobos negros presentan una variación
melanística en el pelaje de lo que una vez fueron lobos grises y que
si bien esto les podría servir para la caza nocturna, se trata de algo que
ocurre en los perros domésticos y no precisamente de forma natural.
Es decir
que si realizáramos un seguimiento
genético de los lobos negros nos encontraríamos con un cruce, la
reproducción entre los lobos grises y los perros domésticos en el
pasado.
Otro dato curioso es que los lobos de pelaje negro presentan una
inmunidad a las infecciones mucho más eficaz que los demás.
Un lobo con rabia es extremadamente peligroso
No se necesita ser un genio para entender que si el caniche
de tu vecina contrajera rabia se volvería un verdadero peligro, pocas cosas
podrían ser tan extremadamente peligrosas como un lobo o incluso una manada de lobos
infectados de rabia.
Claro que si no vives en determinadas regiones norteñas de
Norteamérica, Medio Oriente o Eurasia, no tienes mucho de qué preocuparte,
además, los lobos no son de los animales que contraen rabia con mayor
frecuencia.
No obstante, cuando lo hacen, las cosas se complican bastante. Los
lobos pueden contraer rabia al contagiarse de otras especies, como los perros domésticos,
los zorros y los mapaches, entre otras.
Lo curioso es
que a diferencia de la mayoría de estos animales, que además del conocido
comportamiento agresivo muestran
una suerte de letargo y desorientación que de cierto modo los alela, los lobos
se vuelven terribles, frenéticos, veloces, feroces y sumamente violentos cuando
tienen rabia.
Una vez entran en el dominio de ese fuerte cólera, los lobos
registran el mayor número de ataques a humanos, los cuales aún suceden y la
mayoría de las veces culmina en una tragedia.
Los lobos son grandes caníbales
El canibalismo entre
los lobos es muy común.
Es que existen pocos animales carnívoros y oportunistas
tan eficaces como los lobos, que jamás pierden la chance de comer.
Es sabido
que cuando un miembro de la manada está enfermo, malherido o a punto de morir,
es devorado por todo el grupo. Esto tiene mucho que ver con el clima y las
implacables regiones en las que habitan.
En Alaska, por ejemplo, quienes se encargan de controlar el
número y las posibles amenazas que los lobos pueden provocar en parques
abiertos al público, saben muy bien que cuando un lobo cae en una trampa se
debe quitar de inmediato o el resto de la manada lo comerá.
Luego de los
combates entre los machos del grupo, igualmente, el ganador se come a su
contrincante y en muchos casos, hasta las crías pueden comerse a su propio
padre.
Comen perros y también humanos
No resulta extraño si ya sabemos que el canibalismo les
caracteriza, ahora, esto pareciera ir aún más allá y si tenemos un poco de
imaginación, pareciera que los lobos adoraran comer perros domésticos.
Es algo muy habitual en regiones de Rusia, un lobo llega a donde hay un perro doméstico,
que obviamente es donde también hay gente, hace que el perro le siga y luego lo
terminan emboscando en manada para comerlo.
Pero no nos quedamos allí, los
lobos también tienen a los seres humanos en el menú. Los expertos suponen que
aunque pudo pasar a lo largo de la historia, los lobos comenzaron a comer a los
humanos especialmente en la Edad Media y más precisamente, tras las plagas y la
peste negra que devastó Europa durante aquellos años.
Para entonces, las pilas
de cadáveres se acumulaban una tras otra, algunos eran quemados, otros
enterrados, lanzados a ríos o abandonados en bosques, dejándoles servidos para
los lobos.
Algo muy similar ocurrió con la peste bubónica, cuando se creía que
los responsables eran los
perros y éstos eran sacrificados masivamente.
Comen a sus presas vivas
Como ya vimos, los lobos son capaces de comer prácticamente cualquier
cosa que puedan atrapar.
Ahora, a diferencia de muchos otros animales, como los
osos o los grandes felinos, los lobos no cuentan con un arma o una herramienta
anatómica que les permita quitar la vida de sus víctimas de inmediato.
Por el
contrario, cazan, atacan y se alimentan en manada, dando numerosos mordiscos
con sus filosos y gruesos colmillos, arrancando la carne poco a poco de sus
presas. Esto suele conocerse como “muerte por desgaste”.
Primero se arrancan
los músculos de las patas y los cuartos traseros para que la presa caiga, allí
se atacan la zona abdominal, en donde se crea una abertura para desparramar las
vísceras y los órganos internos.
Entonces el grupo ya puede comenzar a alimentarse de la
fresca y agonizante presa, hasta que finalmente perece agotada.
Por otra parte, sabemos que los lobos viven en manadas, y en
ellas hay un estricto orden jerárquico, el líder, llamado macho alfa, será el
lobo más fuerte y el que contará con más privilegios.
Entre ellos, el Lobo Alfa
será el que comerá primero, mientras que el resto de los animales deberá comer
lo que él deje.
En algunos casos (cuando hay una superpoblación), los líderes
de la manada apartarán a los lobos más viejos o a los que han “desobedecido”
sus órdenes de la manada.
Una de las característica que permite identificar al macho
Alfa o Lobo Alfa es la posición de su cola, el rabo hacia arriba, así como el
pelaje esponjado y las orejas levantadas son los signos que identifican al
líder.
El lobo posee una especial técnica de caza, si bien no se
trata de un depredador de gran tamaño, ni de un animal extremadamente rápido,
el lobo cazando en grupo puede perseguir y asediar a su presa durante largos
kilómetros, ya que a velocidad moderada posee una enorme resistencia.
Esto hace
que la víctima termine agotada y sea fácil presa de estos depredadores que la
atacarán repetidas veces hasta lograr su objetivo.
Los lobos aúllan a la luna