jueves, 9 de mayo de 2013

Rómulo y Remo


El nacimiento de Roma.



La leyenda de la loba es sólo una de las muchas que los romanos inventaron sobre los fundadores de su ciudad.



La historia de los orígenes de Roma se pierde entre las brumas de la leyenda. Sus humildes comienzos no debieron distinguirse mucho de los de tantas ciudades de la región del Lacio. Pero con el tiempo, los antiguos historiadores romanos pensaron que la ciudad escogida por los dioses para convertirse en dueña del mundo debía tener un origen heroico, que adornaron con infinidad de leyendas, muchas veces contradictorias entre sí, llenas de dioses y héroes mitológicos.

De hecho, para los modernos investigadores resulta difícil distinguir leyenda y realidad, porque a veces, inesperados descubrimientos arqueológicos sacan a la luz las huellas de personajes y sucesos que parecían meras invenciones legendarias.



Rómulo (c. 771 a. C.– c. 717 a. C.) y su hermano gemelo Remo (c. 771 a. C. – c. 753 a. C.) fueron los encargados de fundar Roma. 


Según una leyenda, Roma fue fundada el 21 de abril de 753 a C por los hermanos gemelos (Romulo y Remo) descendientes del príncipe troyano Eneas. Romulo y Remo fueron los nietos del rey latino de Alba Longa Numitor.


Eneas es un héroe de la guerra de Troya, hijo del príncipe Anquises y de la diosa Afrodita (Venus en la mitología romana). Su padre era además primo del rey Príamo de Troya. Se casó con Creúsa, una de las hijas del rey de Troya, con la cual tuvo un hijo, llamado Ascanio o Iulo. Se trata de una figura importante de las leyendas griegas y romanas. Es uno de los caudillos del ejército troyano en la Ilíada, de Homero. Su viaje desde Troya (guiado por Afrodita), que llevó a la fundación de la ciudad de Roma fue relatado por Virgilio en la Eneida. En la tradición romana, las aventuras y sucesos posteriores a la guerra de Troya son narrados, entre otros, por el poeta romano Virgilio, que era poeta oficial de Augusto. Cuando Troya cayó en poder de los aqueos gracias a la célebre astucia de Odiseo, Afrodita dijo a su hijo que huyera de la ciudad, que no muriera como un buen troyano, pues Troya ya no existía y para él se había reservado otro futuro. Eneas huyó El viaje continuó hasta llegar a Laurentio, en la costa del Lacio, en la península Itálica. Después remontó el río Álbula (que más tarde sería llamado Tíber) y llegó hasta un poblado llamado Palanteo que estaba emplazado en el lugar que con el tiempo sería conocido como el Palatino y, en la actualidad, como Lacio. La región era gobernada por Latino, rey de los latinos e hijo de Fauno que tenía una hija llamada Lavinia con la cual Eneas se casó. Eneas posee un árbol genealógico muy amplio. Su ama de crianza fue Caieta. De sus uniones con Creúsa y Lavinia nacieron Ascanio y Silvio, respectivamente. Ascanio fue el fundador de Alba Longa y el primero de un largo linaje de reyes. Según la mitología relatada por Virgilio en la Eneida, Rómulo y Remo son descendientes de Eneas por medio de su madre, Rea Silvia, convirtiendo a Eneas en el progenitor del pueblo romano. Algunas fuentes romanas antiguas lo llaman su padre o abuelo, pero, teniendo en cuenta las fechas generalmente aceptadas acerca de la caída de Troya (1184 a. C.) y de la fundación de Roma (753 a. C.), esto parece improbable.


En fin, Rea tuvo dos hijos gemelos (esto ya empieza a parecer Falcon Crest) que el usurpador ordenó matar y para ello los niños fueron colocados en una cesta y lanzados al río Tiber para que muriesen (aquí ya empieza lo que la mayoría de vosotros conocéis). La cesta encalló a unos 20 km de la desembocadura y se dice que los gemelos fueron amamantados por una loba hasta que un pastor los encontró y los crió como a sus hijos, llamándolos Rómulo y Remo.

El Rey Numitor fue expulsado de su trono por su cruel hermano Amulio que asesino a todos los hijos varones del rey depuesto pero dejo con vida a una hija del rey Numitor , Rea Silvia ,que fue encarcelada y luego obligada a dedicarse al culto del dios Vesta asegurándose de esta forma que iba a permanecer virgen. 

Según la leyenda Rea Silvia se encontraba durmiendo en la orilla de un río y el dios Marte al verla se quedó prendado de su belleza y la violo dejándola embarazada y como consecuencia de esa relación nacieron tiempo después los dos gemelos Romulo y Remo de descendencia divina.

"La vestal Silvia fue a la fuente a buscar agua para lavar los objetos del rito; cansada se sentó en el suelo a refrescarse con el pecho descubierto, de tal manera que la umbría de los sauces, el gorjeo de los pájaros y el rumor del agua le produjeron un profundo sueño. Viéndola Marte sintió deseos lascivos y la poseyó."
OVIDIO, Fastos III 11-25 y 73-80.

Cuando el rey Amulio se enteró condenó a Rea Silvia a muerte y a los mellizos Rómulo y Remo a ser arrojados al Tíber ya que temía que Romulo y Remo quisieran recuperar el trono . Pero los esclavos encargados de cumplir el castigo se apiadaron de los pequeños y dejaron la canasta a la orilla del río, en ese lugar vivía una loba  llamada Luperca que al verlos llorar de hambre, los amamanto hasta que fueron descubiertos y criados por un pastor llamado Fáustulo y su esposa Larentia.

Cuando Rómulo y Remo se enteraron de la verdadera historia de su nacimiento, mataron a Amulio y restauraron en el trono a su abuelo Numitor. Éste les entregó territorios al noroeste del Lacio. En el 753 a. C. los dos hermanos decidieron fundar una ciudad en el sitio donde fueron encontrados.

Sin embargo, los dos hermanos no se ponían de acuerdo acerca del lugar en que levantarían su ciudad. Remo prefería el promontorio del Aventino, mientras que Rómulo se inclinaba por la colina del Palatino. Así las cosas, decidieron dejar su disputa al arbitrio de los dioses y -apostados cada uno en su colina-, se quedaron esperando una señal de lo alto.

Éstos, ya de mayores, provocaron una revuelta y quitaron al usurpador, y tío-abuelo, Amulio poniendo en su lugar en el trono a su abuelo Numitor. Los hermanos deciden irse a otros lares a fundar una nueva ciudad.

Mientras Remo quería construir la ciudad en el monte avenino Rómulo quería que fuese en el monte palantino (a unos 800 metros al norte), así que deciden consultar a los dioses y por la noche se subieron a cada uno de los montes a esperar una señal divina. Remo vio pasar a 6 águilas (o buitres, no se sabe) pero Rómulo vio 12. 

A partir de aquí los historiadores cuentan varias versiones:

1° Versión 

Remo dijo que aunque solo había visto 6 aves las suyas habían pasado primero y él era el ganador. Claro, su hermano no estaba de acuerdo, discutieron y Rómulo mató a Remo. Entonces empezó a construir las murallas de la ciudad en el monte palantino, sobre la que iba a gobernar y que en su honor llamó Roma.

2° Versión

Remo acepta (aunque a desgana), siguiendo una tradición etrusca cogen dos bueyes blancos con arado y excavan un surco sobre el cual construyeron las murallas de la ciudad jurando matar a quienquiera que las cruzase. Remo, algo cabreado por la derrota, dijo que eran frágiles y derrumbó un trozo de un puntapié y Rómulo, fiel a la promesa, le mató.

3° Versión

Remo acepta, Rómulo marca con un arado conducido por un buey blanco los límites de la ciudad jurando matar a quien los atravesase. Remo desafía a su hermano cruzando los límites y Rómulo lo mata.

Rómulo se convirtió en rey de la nueva ciudad. Más tarde tomó posesión de esa nueva ciudad y en arrepentimiento por la muerte de su hermano la llamó Roma a su honor . Según la tradición romana, 

Finalmente sería solo Rómulo quien la fundaría, constituyéndose en su primer rey. La historiografía actual considera falsa esta tradición, fijando el origen de la ciudad a finales del siglo VII a. C.


Pero Remo, enojado por su derrota, lo cruzó desafiante de un salto. Obligado por el juramento que acababa de pronunciar, Rómulo dio muerte a su hermano, que fue el primero en pagar con su vida la violación de la frontera sagrada de Roma.

Como la ciudad carecía de las mujeres, la leyenda dice que los latinos, invitó a los sabinos a una fiesta y le robaron sus doncellas solteras, lo que lleva a la integración de los latinos y los sabinos.

Esta leyenda encerraba para los romanos una halagüeña promesa: su ciudad sería perfecta y jamás tendría fin, como el foso que rodeaba el Palatino. Pero contenía también una oscura amenaza: la sombra del fratricidio sobre la que estaba fundada planearía como una maldición sobre Roma, en cuya historia abundaron los asesinatos y las Guerras Civiles.



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